Se ve que como hoy es el Día de la Luna –se cumplen 63 años desde que las primeras personas la pisaran– a la NASA le apetecía contar algo acerca de la misión Artemis 1. Así, la agencia ha hecho público que lanzarán la expedición gemela de Apolo el próximo 29 de agosto. O el 2 de septiembre. O el 5. A lo mejor.
Y es que aún les queda trabajo que hacer en el cohete SLS, el encargado de lanzarla, antes de llevarlo a la plataforma de lanzamiento para prepararlo para el despegue. Por lo que esas fechas, en realidad, aún no son del todo oficiales. Sí, son 3 días en los que se podría lanzar la misión, pero la agencia estadounidense no anunciará la fecha definitiva e histórica hasta cerca de una semana antes de que se vaya a producir.
- El 29 de agosto hay una ventana de lanzamiento de dos horas que empieza a las 14:33, hora peninsular española (UTC+2). Sería una misión de 42 días de duración con el amerizaje de la cápsula Orion el 10 de octubre.
- El 2 de septiembre la ventana de lanzamiento dura también dos horas, aunque empieza a las 18:48. Sería una misión de 39 días con el amerizaje final el 11 de octubre.
- El 5 de septiembre la ventana de lanzamiento dura 90 minutos y se abre a las 23:12 para una misión de 42 días que terminaría el 17 de octubre.
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© NASA |
La elección de las fechas no es caprichosa; tienen que cumplirse cuatro criterios de lanzamiento:
- El día de lanzamiento la Luna tiene que estar en la posición adecuada en su órbita para que la etapa superior del SLS pueda hacer la maniobra de inyección translunar –la que la sacar de la órbita terrestre y la lanza hacia la Luna–, de tal forma que pueda interceptar nuestro satélite y entrar en la órbita lunar retrógrada lejana programada para la misión.
- La trayectoria resultante para un día determinado debe garantizar que Orion no esté en la oscuridad durante más de 90 minutos seguidos para que los paneles solares puedan recibir y convertir la luz solar en electricidad y la nave pueda mantener un rango de temperatura óptimo.
- La fecha de lanzamiento debe ser compatible con una trayectoria que permita la reentrada por saltos programada. Es una maniobra en la que la Orion entrará en la parte superior de la atmósfera terrestre para perder velocidad y al mismo tiempo saltar fuera de ella, y luego volver a entrar para el descenso final y el amerizaje. Esta técnica permite reducir las fuerzas experimentarán las tripulaciones, y a mantener las cargas estructurales de la nave dentro de los límites de diseño.
- La fecha de lanzamiento debe posibilitar un amerizaje de día para facilitar las tareas de localización y recuperación de la nave.
El objetivo de Artemis 1 es colocar una cápsula Orion en órbita alrededor de la Luna y traerla de vuelta. Pero volará vacía, por si acaso. Probará los sistemas de maniobra y control y de comunicaciones, así como una versión reducida del sistema de soporte vital. Y, sobre todo, probará el escudo térmico a velocidades de reentrada lunares, ni más ni menos que Mach 32. Eso genera mucho más calor que una reentrada desde órbita baja terrestre o incluso que la de la misión de prueba EFT-1 de 2014.
El análisis de todos los datos recogidos mediante telemetría y de los grabadores de datos de a bordo permitirá decidir si y cuándo lanzar Artemis 2, que será una misión muy similar al Apolo 8, pero más de 50 años años después.
Si la NASA no consigue lanzar en ninguna de esa fechas tendrá que llevarse el cohete de vuelta al Edificio de Ensamblado de Vehículos (VAB) para cambiar la batería del sistema de autodestrucción del cohete. Así que no podría lanzar en la ventana que va del 19 de septiembre al 4 de octubre y tendría que pasarse a la que va del 17 al 31 de octubre.
De todas formas, teniendo en cuenta que el SLS tenía que haber volado por primera vez en diciembre de 2016 y que ese primer lanzamiento se ha retrasado ya en casi veinte ocasiones, lo de anunciar unas nuevas fechas de lanzamiento sin tenerlas amarradas del todo se antoja un poco arriesgado
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