La comunidad científica internacional ha tenido desde hace tiempo la necesidad de mantener el lado oculto de la Luna libre de radiofrecuencias humanas (RFI), lo que facilitaría observar las primeras épocas inexploradas del Universo. Esto es, las edades oscuras y el amanecer cósmico. Algo relativamente fácil dado que esta mitad lunar siempre mira hacia el lado opuesto de la Tierra y es 'radio silencioso'. Además, Selene carece de una ionosfera sustancial y el entorno lunar es seco y estable, lo que lleva a observaciones de radio más estables y sensibles.
Ahora, el Comité Permanente de Protección de la cara oculta de la Luna, que forma parte de la Academia Internacional de Astronáutica (IAA), ha comenzado a plantear problemas y soluciones para protegerse contra esa RFI. El grupo está presidido por Claudio Maccone, astrónomo, científico espacial y matemático italiano SETI (búsqueda de inteligencia extraterrestre). El experto apoya la creación de un círculo antípoda protegido o PAC, una gran pieza circular de paisaje lunar de 1.820 kilómetros de ancho que se convertiría en el área más protegida del lado oculto de Selene.
Según ellos, PAC es la única área del lado lejano que nunca será alcanzada por la radiación emitida por futuras bases espaciales ubicadas en los puntos lagrangianos L4 y L5 del sistema Tierra-Luna. En vista de estas características únicas, Maccone cree que el PAC debe ser reconocido oficialmente por las Naciones Unidas como un área protegida internacional. Esto incluye el cráter Daedalus, un lugar perfecto para instalar un futuro radiotelescopio debido a su borde alto, ideal para bloquear la señales no deseadas.
«La cara oculta de la Luna es un lugar único para nosotros en todo el Universo. Está cerca de la Tierra pero protegido de la basura de radio que nosotros mismos estamos creando en una cantidad cada vez mayor que hace que nuestros radiotelescopios estén cada vez más ciegos. El otro lado no puede dejarse en manos de los agentes inmobiliarios. Se necesita algún acuerdo en beneficio de toda la humanidad».
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El nuevo comité de la IAA ha despertado interés mundial. Hasta el punto que varios académicos chinos han propuesto contribuir en él. Jack Burns lo copreside. Es profesor de astrofísica y física en la Universidad de Colorado (EE UU) y está ayudando a definir las nuevas misiones de la NASA a la Luna, incluidos los posibles proyectos de astrofísica de baja frecuencia que pueden establecerse en el otro lado. «Necesitamos empezar a tomarnos en serio la contaminación de radio en la Luna», manifiesta Burns.
Los radiotelescopios y conjuntos de antenas en la superficie del otro lado abrirían una ventana al cosmos en frecuencias por debajo de los 50 megahercios. Esa es una longitud de onda inaccesible desde la Tierra debido a la RFI y porque la ionosfera de la Tierra refracta, refleja y absorbe las ondas de radio en estas frecuencias. «Los radiotelescopios y el desarrollo comercial de la luna pueden coexistir», reconoció Burns. «La mayor parte de la contaminación de radio en estas frecuencias proviene de fugas de fuentes de alimentación, computadoras y otros dispositivos electrónicos», explica.
«Las comunicaciones tienen frecuencias mucho más altas y son un problema menor si se mantienen dentro de las bandas asignadas. Los dispositivos electrónicos pueden protegerse con solo colocarlos dentro de jaulas de Faraday (cercas de alambre de gallinero) para reducir la fuga. Solo necesitamos planificar con anticipación. Eso es lo que nuestro grupo IAA busca hacer», define.
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