Regolito lunar: dícese de los fragmentos de roca y granos minerales que descansa sobre la roca sólida inalterada de la superficie selenita. Con esta definición cercana al polvo, es fácil pensar lo difícil que resulta transportarlo. Lo bueno, que un grupo de estudiantes de la Universidad Laurentian en Sudbury, Ontario (Canadá) han sido capaces de diseñar y construir una solución de transporte para este elemento. Su idea para mover rocas lunares ha resultado finalista, de hecho, en una competición organizada por la Escuela de Minas, en colaboración con Lockheed Martin: el desafío 'Over the Dusty Moon'.
Este reto les permite aprender a trabajar con este difícil material en el duro entorno selenita. «El regolito lunar es una materia prima importante para la construcción, el procesamiento de minerales y otras actividades ISRU (utilización de recursos in situ)», declararon los responsables del centro educativo. «El material más fácilmente disponible es el regolito lunar. Algunos describen que tiene la consistencia de la arena húmeda. Y puede procesarse para producir oxígeno y materias primas para la impresión en 3D», explican.
Algunos de los problemas relacionados con el regolito (la excavación y el transporte de corta distancia) ya se resolvieron en concursos anteriores. Esto creó una gran necesidad de solucionar el transporte de gran volumen de larga distancia, horizontal, y de corta distancia vertical. El proyecto llamó la atención de Quade Howald, el capitán de los Laurentian Lunars y estudiante de ingeniería de cuarto año. Y formó un equipo con ocho estudiantes de ingeniería mecánica: Alexander Mackenze, Adam Ferro, Ethan Murphy, Goran Henwick, Kevin Sullivan, Kyle Wooley y Reid Ludgate.
© Markus Schwabe/CBC |
El grupo diseñó un 'transportador de tornillo portátil'. «Es una serie de transportadores de tornillo cortos que se pueden colocar en su lugar y se alimentan entre sí, seguidos de una sección vertical que cae de la lista para el procesamiento», explican. Los miembros de Laurentian Lunars están utilizando para probarlo un regolito simulado producido en Sudbury. Se enfrentan a desafíos como la temperatura, que en la Luna puede llegar a ser de 150 grados bajo cero. Otro es la gravedad reducida.
«Es casi un vacío perfecto, y este regolito es muy, muy polvoriento. Y como no hay atmósfera, nunca tuvo la oportunidad de erosionar. Así que son partículas muy afiladas y dentadas. Son como cargas electrostáticas, por lo que se adhieren a todo. Debemos evitar que el polvo quede atrapado en los componentes, así que todo debe estar protegido», indican. Howald adelanta ya que el equipo está trabajando en pequeños prototipos para probar la máquina, construirla y luego llevarla a Colorado.
«Tenemos acceso a nuestra tienda en Laurentian y también podemos hacer que los fabricantes externos construyan algunas cosas para nosotros». Actualmente se encuentran dando forma al proyecto y buscando ayuda en términos de patrocinio de empresas mineras locales. «Esta es una oportunidad única en la vida para nosotros, y estamos ansiosos por hacerla realidad», manifiestan.
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