El módulo de aterrizaje Chang'e 5, la primera misión de retorno de muestras lunares de China, sigue desvelando incógnitas de la historia selenita. Un equipo de científicos ha utilizado ahora los datos obtenidos por la nave para llenar los vacíos en el registro geológico lunar y actualizar los modelos cronológicos que usan los expertos para estudiar la evolución del satélite. Un análisis que anteriormente dependía de Apolo y de las misiones soviéticas Luna, de los años 70. Su estudio fue publicado el lunes en la revista Nature Astronomy.
Aunque los nuevos modelos no cambian drásticamente la comprensión de nuestro astro, sí ayudarán a los investigadores a fechar con mayor precisión los eventos lunares y del Sistema Solar interior. Y es que los patrones existentes, como el Neukem, muestran una disminución pronunciada y exponencial en la tasa de impactos que provocaron cráteres de un kilómetro de diámetro antes de hace 3.000 millones de años, y una tasa casi constante de tales choques de meteoritos después de eso.
Pero con los nuevos datos de Chang'e-5, la tasa de colisiones resulta ligeramente más alta: de hace 3.100 a 3.900 millones de años. Esto sugiere edades más antiguas para la mayoría de los impactos de lo que se creía anteriormente. A pesar de que las nuevas informaciones no modifican la imagen general de la historia de nuestro satélite natural, el modelo actualizado mejora la precisión de Neukem, «especialmente, en el período de la brecha», cuenta Kaichang Di, científico que se enfoca en la detección remota y el mapeo en la Academia de Ciencias de China y autor principal del estudio.
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Chang'e-5 aterrizó sobre el regolito el 1 de diciembre de 2020 y devolvió muestras a la Tierra el 16 de diciembre de 2020 (la primera nave en hacerlo desde Luna 24 en 1976). Aunque son inmensamente útiles para los científicos, las muestras de Apolo y Luna no contenían materiales que pudieran fecharse desde entre 1.000 y 3.000 millones de años, dejando un vacío de casi la mitad de la historia de la Luna en los modelos de cronología. La sonda china aterrizó en el Oceanus Procellarum (al norte lunar), un área caracterizada por una actividad volcánica más joven y, por lo tanto, con rocas de hace unos 2.000 millones de años, justo en la brecha temporal de las muestras de Apolo y Luna.
Usando un mecanismo de perforación y pala, Chang'e-5 recolectó casi dos kilos de material, que fueron analizados en el Instituto de Geología y Geofísica de la Academia de Ciencias de China. Los nuevos hallazgos no provocarán un cambio de paradigma. Pero sí ayudarán a desarrollar una regla más precisa para medir las fechas de los episodios evolutivos. China lanzará otra misión de retorno de muestras a la Luna, Chang'e-6, en algún momento de 2024. Actualmente está explorando la cara ocult con el rover Yutu-2. Y su programa de exploración también prevé la construcción de una estación de investigación permanente en el polo sur en la década de 2030.
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