El domingo 24 de noviembre cerca de 1.500 personas acudieron al aeropuerto Mansfield Lahm (EE UU) para ver llegar el avión Super Guppy de la NASA con la nave espacial Orion para Artemis 1 a bordo. Guppy, que había viajado desde el Centro Espacial Kennedy, apareció a la vista de todos por el cielo oriental. Y su 'nariz' se abrió al amanecer, revelando el aparato en su interior. A diferencia de otros aviones, éste tiene un frente especialmente diseñado para abrirse en un ángulo de 110° permitiendo abrir la 'nariz' y colocar enormes cargas en su interior. Un día después transportaba a California el escudo de protección del calor de la misión Artemis 4.
Trasladar carga voluminosa por largas distancias ha sido un problema con el que siempre ha lidiado la industria del transporte. Con el paso del tiempo, los aviones fueron desarrollándose y se crearon soluciones muy creativas para esta problemática. En la década de los 60, la compañía Aero Spacelines llegó para enfrentar la dificultad de la NASA para portear equipo enorme. Quizá su silueta no es muy agradable a la vista. Sin embargo, el Super Guppy lo compensa con su enorme eficiencia y gran capacidad interior. Asimismo, puede considerarse el precursor de los enormes Airbus Beluga, Boeing Dreamlifter y el Antonov AN-225.
En medio de la carrera espacial, la agencia norteamericana requería transportar carga hacia el Centro Espacial Kennedy. El Super Guppy se diseñó especialmente para cargar satélites, componentes de cohetes y naves espaciales. Transportarlos por tierra no era viable por obstáculos en el camino como postes de luz, túneles, cableado... Llevarlo por mar tampoco era opción. ese desplazamiento aumentaba considerablemente y la mercancía susceptible podría llegar a dañarse en caso de oleaje intenso.
En 1960 Aero Spacelines dio con la solución a estos inconvenientes. La iniciativa surgió en las mentes del piloto retirado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, John M. Conroy, y del empresario Lee Mansdorf: modificar el novedoso Boeing 377 Stratocruiser para incrementar la capacidad dentro de su fuselaje. El primer aparato que surgió del proyecto fue el Pregnant Guppy en 1962, la versión preliminar del Super Guppy.
© NASA / Bridget Caswell |
Las alas, los motores, el empenaje, la nariz y la cabina permanecieron intactos. Sin embargo, el Pregnant contó con el compartimento de carga más grande instalado en una aeronave. El espacio adicional al fuselaje lo llevó a asemejarse al pez del que recibe su nombre. Gracias a este avión, la NASA pudo transportar equipo sobredimensionado hacia el Centro Espacial en tan solo 18 horas, en comparación de los 18 a 21 días que le llevaba enviarlo por barco.
El programa fue tan exitoso que en 1965 la compañía construyó una versión más larga, el Super Guppy. Disponía de motores más potentes y una cabina presurizada. La sección delantera estaba articulada por completo, por lo que podía abrirse y exponer su gran espacio interior. La aeronave contaba con un fuselaje muy amplio (7,6 m de alto, 7,6 de ancho y 33,8 m de largo). Aero Spacelines lo operó hasta 1972, cuando la NASA lo compró y usó para apoyar los programas Apolo, Gemini, Skylab y la Estación Espacial Internacional. En sus 32 años de servicio, voló más de 4,8 millones de kilómetros.
Más tarde se produjo una nueva versión, el Super Guppy Turbine (SGT), con mejoras en el rendimiento y confiabilidad de sus motores. Se produjeron 4 SGT y formaron parte de la flota de varias empresas, como Airbus. El fabricante de aeronaves lo utilizó para transportar grandes componentes del fuselaje de sus Airbus A300 por toda Europa entre las décadas de los 70 y los 90. Cuando Airbus lo retiró, la NASA adquirió el SGT número 4 para reemplazar el Super Guppy inicial.
El SGT de la NASA continúa en servicio actualmente. Sus especificaciones y costo de operación han llamado la atención de entidades gubernamentales. El SGT ha transportado aeronaves como los T-38 de la Fuerza Aérea y los V-22 de la Marina. Se trata de un aparato que, sin lugar a dudas, ha impulsado fuertemente –y lo seguirá haciendo– el desarrollo espacial de Estados Unidos. Especialmente, ahora que empieza a gestarse una nueva carrera para volver a pisar la Luna después de 50 años tras la era Apolo.
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