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- Velocidad: Probablemente, el factor más importante. Hasta ahora los 12 astronautas de la NASA que han caminado en la Luna lo han hecho a un ritmo medio de 2,2 km/h. Es una velocidad muy baja, aunque se debió en parte a los trajes espaciales no adaptados (quizás mejor con los de SpaceX). Con equipamientos en mejores condiciones un astronauta podría desplazarse, supuestamente, a 5 km/h.
- Relieve: En la Luna no hay océanos que rodear, pero sí gigantescos cráteres a los que a veces es mejor no acercarse. Por tanto, el tiempo final se vería fuertemente incrementado por los accidentes geológicos que habría que rodear.
- Condiciones meteorológicas: En el ecuador lunar la temperaturas varían entre los 100 grados de día y los -180 de noche. Para hacer frente a semejantes termicidades, el astronauta estaría bien protegido con su traje. No obstante, las bajas temperaturas afectan a la superficie, haciendo que a veces sea más complicado caminar sobre ella.
- Radiación: En la Luna no hay atmósfera que proteja y, si durante su caminata se produce una tormenta o erupción solar, va a tener que lidiar con la radiación proveniente interrumpiendo el paseo para ponerse a salvo.
- Condición física y suministros: Si el astronauta es inmune a las temperaturas, a la radiación y no le importa el relieve... hay un último factor a tener en cuenta: lo que tarde en cansarse. Caminar cansa, y más aún en un lugar como la Luna, donde hay que ir equipados con bombonas de oxígeno y un traje de varios kilos. Sin contar los suministros: tendría que llevar un pequeño rover que transporte alimentos, agua y más oxígeno.
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