Los astronautas de Artemis 3 ya entrenan a oscuras en una piscina especial de flotabilidad

La oscuridad siempre da algo de miedo. Y si en la Tierra asusta, en la Luna resulta espeluznante. Por suerte, ninguno de los cosmonautas que compiten por unirse a las misiones tripuladas de Artemis organizadas por EE UU al satélite son nictofóbicos. Y si lo son, deberán superarlo antes de ser elegidos. «Los astronautas de la NASA no son ajenos a los entornos extremos», confirma Megan Dean, portavoz de la agencia espacial norteamericana. La entidad acaba de publicar una inquietante fotografía en Twitter, en la que muestra cuán extremo puede llegar a ser el ambiente cuando la tripulación llegue a Selene como parte de Artemis 3, actualmente programada para 2026. En ella, los profesionales espaciales ensayan ya en una piscina de flotabilidad de 12 metros de profundidad. 

Esta misión será la primera incursión tripulada que pise nuestro satélite desde 1972, cuando la nave Apolo 17 llevó astronautas a la Luna por última vez. Artemis 3 aterrizará en el polo sur, una zona inexplorada, parte de la cual se encuentra en una sombra permanente (aunque otras áreas son bastante brillantes). «Prepararemos esta vez mejor a nuestros astronautas, exponiéndolos a entornos de entrenamiento aquí en la Tierra que simulen la escasa gravedad selenita, la movilidad, la iluminación y el terreno lunar que esperan ver en la misión», cuenta Dean.  Es probable que la tripulación esté compuesta por cuatro astronautas de la NASA, aún desconocidos; solo dos pasarán tiempo en la superficie lunar.

Se supone que el paisaje etéreo que se muestra en la imagen difundida por la agencia ayuda a replicar los cielos oscuros del polo sur lunar. Esta prueba implicó apagar todas las luces del Laboratorio de Flotabilidad Neutral de Houston, instalar cortinas negras en las paredes de la piscina para minimizar los reflejos y usar una potente lámpara cinematográfica subacuática. No obstante, aunque gran parte de la región del polo selenita se encuentra en la penumbra, los astronautas tendrán alguna fuente de luz artificial, revela Dean. Aún así, será bastante reducida. «Los cosmonautas portarán luces en el casco, como mínimo», dice.  Y añade: «Estamos investigando luces auxiliares que podrían llevar en sus trajes y desplegarse en los lugares de trabajo». 


© NASA / Bill Brasssrd



De todas formas, la misión Artemis 3 se cronometrará de tal manera que la tripulación nunca permanecerá completamente en negro. «Se lanzará en un momento en que el lugar de aterrizaje esté lo suficientemente iluminado por el Sol en ángulo bajo para permitir un aterrizaje seguro», anuncia Dean. «Además, las rutas transversales usadas durante los paseos lunares planean seguir el terreno que es más fácil de navegar... y, dentro de las capacidades de movilidad de los trajes, utilizando la luz solar en esa posición. Aunque las Regiones Permanentemente Sombreadas (PSR, por sus siglas en inglés) son un área de interés científico, «es probable que no nos aventuremos a analizarlas en la primera misión», reconoce la experta. 

El plan es que la tripulación de Artemis 3 –la NASA ha prometido incluir a la primera mujer y a la primera persona de piel negra que vayan a la Luna– permanezca sobre el regolito durante una semana. El interés por las PSR se debe a que pueden albergar hielo de agua, un recurso fundamental para establecer una presencia humana a largo plazo en la astro. Éste es, realmente, el objetivo final de las misiones Artemis: allanar el camino hacia un hábitat de personas de forma continua en la superficie de nuestro satélite, que sirva de base para misiones científicas en las próximas décadas.

Antes de que esta misión llegue a buen término, Artemis 1 y Artemis 2 también deben tener éxito. Actualmente, el primer lanzamiento está programado para «abril o mayo», pero ha estado sujeto a retrasos. Actualmente se prevé que Artemis 2 se lance en algún momento de 2024, pero eso también puede cambiar. Hay mucho tiempo para los atrasos en los cronogramas y podrían tener un efecto dominó en el tiempo de Artemis 3. El lado positivo, es que esto da mucho tiempo para que los astronautas de la NASA en la Tierra se acostumbren del todo a la idea de trabajar en un entorno tan extremo y oscuro.



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